No importa si es que la usarás en una ensalada a la chilena, de porotos o una empanada, la mayoría de las personas prefiere amortiguar o suavizar la cebolla antes de utilizarla.
Este proceso, por muy tedioso que pueda parecer, puede ser que marca la diferencia para que después tu comida no se te repite ni te cause los molestos síntomas de la acidez o del reflujo.
El agua es tu ingrediente clave para el proceso, y ojalá el tiempo. Pero si estás preparando algo a última hora, también podrás solucionarlo.
¿Cómo amortiguar la cebolla?
Remojo
La mejor forma de suavizar los ácidos de la cebolla es dejarla picada remojando en agua helada. Solo con 30 minutos de baño sería suficiente para poder dejarla más agradable, pero sin que pierda su sabor.
También funciona si es que al agua le agregas un par de hielos, los que además, ayudarán a que la verdura mantenga su frescura y crocancia sin que pierda su sabor.
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Sal y azúcar
Otra técnica más conocida y utilizada es cubrir las cebollas con sal o azúcar. Lo ideal es hacerlo una vez que está cortada y se debe enjuagar muy bien antes de utilizarlas en el producto final para que no interfieran con los sabores.
Pero recuerda que dejarla, aunque sea solo 15 minutos, en sal, eliminará el exceso de agua de la verdura, por lo que con el sabor fuerte, también quedará una textura más suave.
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Métodos express
Si te olvidaste de la cebolla y ya no tienes el tiempo suficiente como para poder remojarla, estos son dos métodos más rápidos, pero más extremos para tratarla.
Primero debes cortar la cebolla y verter agua recién hervida, y dejar que esta escurra. De forma casi inmediata debes enjuagar la cebolla en agua helada para impedir la cocción del vegetal. Repite el procedimiento dos veces y estarás listo.
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La otra opción es en un recipiente apto para microondas colocar la verdura cortada con agua o vinagre y sal. Luego se coloca por 10 segundos en el microondas y estará listo. Solo recuerda enjuagar bien antes de usar.